27 mar 2013

Es cuestión de tiempo

Hace unas semanas, Soledad Murillo, clara y clarividente como es habitual en ella, decía en una conferencia que, entre muchas otras cosas, a las mujeres nos falta tiempo propio. Con esto se refería, no sólo a que existe una desincronización entre nuestra extensísima agenda de actividades y las 24 horas disponibles, sino que, además, a menudo las mujeres "regalamos" tiempo a otras personas. Es decir, ocupamos nuestro tiempo en hacer cosas para que otros (en mucha mayor medida que otras) tengan más tiempo para sí.

The Lady of Shalott (1853) Elizabeth Siddal, colección privada

Llevaba yo bastante tiempo dándole vuelta a esta idea, así que fue maravilloso escucharla en boca de alguien que me merece un gran respeto como feminista y como académica y cabeza pensante y reflexiva.

En los últimos meses he estado preparando un curso sobre las mujeres en el rock y el pop que me ha llevado hasta la historia de las mujeres en la llamada música "clásica" y la historia de los movimientos feministas desde la lucha de las sufragistas hasta hoy. Y desde Clara Schumann hasta Elisabeth Cady Stanton, desde Moe Tucker hasta Betti Friedan, desde Laura Viñuela hasta Mar Álvarez, las mujeres hemos estado faltas de tiempo. De hecho, es un milagro y una muestra de la capacidad de las mujeres que, con nuestras pocas horas de tiempo propio, hayamos sido capaces de producir tantas cosas en la música, el arte, la literatura, la investigación académica y científica, la política y el feminismo.

En realidad, es un milagro que, con la historia perra que tenemos y las condiciones de vida extremas que hemos sufrido y que la gran mayoría aún sufren, las mujeres no nos hayamos extinguido. Si Darwin tenía razón y la selección natural lleva a la supervivencia de los especímenes mejor adaptados, el futuro será de las mujeres.