13 jun 2014

¡Qué bien estamos en el paro!

Decía la economista feminista Cristina Carrasco, en un curso al que asistí hace varios años, que "la estadística es para el economista como la farola para el borracho: sirve de punto de apoyo pero no ilumina el camino". Tras leer detenidamente el estudio "Newborn health and the business cycle: is it good to be born in bad times?", de Ainhoa Aparicio y Libertad González Luna, comparto por completo esa afirmación.

¿Por qué me he leído tal estudio, os preguntaréis? Pues porque hoy me he encontrado en el Facebook de una compañera feminista el enlace a una noticia con este titular: "Un estudio afirma que la salud de los bebés recién nacidos es mejor si la tasa de paro es más alta". Se entiende, claro, que se refiere a la tasa de paro de las madres y, por si cabía alguna duda, la imagen que acompaña a la noticia es la siguiente:
Mujer embarazada cocinando verduras.

Acompañada por el pie de foto "Mujer embarazada cocinando verduras". Mujer casada, añadiría yo (ojo a la alianza), cocina (¿cocina?) verduras de plástico en la impoluta cocina de un chaletazo (véase el jardín por la ventana) mientras bebe un vasito de agua tan pura como su entorno y ella misma y, sin duda, como la concepción del bebé que lleva dentro (es el primero, que tiene manos jóvenes que se ve que cocinan poco y friegan menos, y estará de 6 ó 7 meses, para que pueda lucir una "barriguita" mona, de esas que gustan a los medios, y no el megabombo de los 8 ó 9, que ya ocuparía gran parte de esa encimera que, en vez de verdurillas, tendría galletas de chocolate...).

El texto completo de la noticia no tiene desperdicio y destaca que el estudio en cuestión se ha publicado en la serie "Working papers" de la Barcelona Graduate School of Economics (BGSE), basándose en datos estadísticos de la Encuesta de Población Activa. Nótense los mecanismos para dotar de empaque mediático al estudio (inglés, economics, datos estadísticos...) y hacerlo, así, incontestable. Bueno, en realidad no se pretende tanto que sea incontestable el estudio como que lo sea la propia noticia. Porque, ¿quién se va a tragar las cincuenta y pico páginas en inglés del artículo original para comprobar si lo que dice la noticia es cierto? Poca gente aparte de quien escribe este texto...

Pero me lo he leído de pe a pa y, aunque tengo que admitir que mi mente de letras puras se pierde en las tecnicalidades farragosas de los análisis estadísticos, me da para apañarme más que bien con los textos académicos. Y lo primero que me llama la atención es el párrafo inicial del estudio, que dice que "la salud de las personas adultas mejora durante las recesiones económicas" (p. 1). ¡Ojo, de todas las personas, no sólo de las mujeres! Y sigue con un apunte también ilustrativo, aunque inquietante: el hecho de que los bebés nazcan más sanos (consideran "más sanos" un mejor peso al nacer y una menor tasa de mortalidad neonatal) en épocas de recesión se debe, en parte, a que es más probable que sean los "mejores" padres los que se reproduzcan en estas condiciones (es decir, quienes se lo pueden permitir...). En general, el estudio concluye que la tasa de fertilidad ha disminuido significativamente en todos los casos en esta época de crisis y que "el empleo de las mujeres durante el embarazo no es el factor principal de los resultados sobre la salud de los recién nacidos" (p. 18). Por el contrario, apuntan a que las embarazadas tienden a tener hábitos más saludables cuando están en paro - fumar y beber menos, hacer ejercicio regularmente, dormir más y tener menos sobrepeso-, pero esto es algo que se podría aplicar a muchas más personas: si tienes más tiempo y menos dinero y, encima, tienes alguna motivación por la que cuidar tu salud, tiene sentido que te esfuerces en dedicarte a ti mismo/a.

Es más, las autoras apuntan a posibles lecturas alternativas de los datos recopilados en su estudio (alternativas a la interpretación que se difundió en medios, me refiero), por ejemplo: que la caída en la tasa de fertilidad en los períodos de recesión conlleve una mejor atención médica pre y post natal, puesto que el sistema estará menos saturado, o que una menor actividad económica lleve a un descenso de la polución y una mejora de la calidad del aire, factor que, según demuestran varias investigaciones que ellas mismas citan, tiene efectos importantes sobre la salud de los recién nacidos. Pero, vaya, parece que poner como titular "un estudio demuestra que la menor polución derivada del descenso en la actividad económica mejora la salud de los recién nacidos" no era interesante para reforzar, transmitir y perpetuar nuestro patriarcado diario...

¡Chicas, sabed que la evidencia científica, económica y estadística demuestra que, ahora que estamos en paro, es el momento ideal para embarazarnos y tener retoños sanotes y relucientes! Combinen esto con la lactancia materna a demanda el mayor tiempo posible y añádanle un poquito de "no me compensa trabajar con lo que me cuesta pagar la guarde" y una pizca de "yo he decidido quedarme en casa a cuidar de mis hijos" y ahí encontrarán (encontraremos) nuestra verdadera esencia. ¡Qué paciencia hay que tener! 

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